Respuestas en Lamu frente a las Violencias Machistas

En esta investigación he tenido la posibilidad de conocer historias de mujeres valientes que han decidido romper con las reglas machistas y avanzar. Aceptar un trabajo, disponer de su dinero, divorciarse de sus maridos o negarse a que sus hijas sean casadas de forma forzada. Pero también he conocido su contexto y no todo es positivo.

Lamu es una ciudad de reglas culturales muy tradicionales, machistas y con una pobreza económica enorme, al igual que el resto del país, al igual que muchos otros países de África y del resto del mundo. Esto hace que las salidas de las violencias machistas sean muy complejas. En la comisaría de policía llegan alrededor de 4 ó 5 denuncias a la semana sobre este tema, pero casi el 100% se termina en dicho lugar, ya que es la propia policía la que te recomienda hablar con tu marido, o con la autoridad del pueblo, para tratar de solucionarlo y llegar a un acuerdo para “perdonar el primer error”, porque “no vas a meter a tu marido en la cárcel”.

Comisaria policía

Luego, si has roto con tus propios miedos y has conseguido interponer la denuncia y no dejarte convencer por tus padres, amigos o familiares, debes ir al Hospital y pagar unos 10€ para conseguir un certificado médico que valore tus lesiones. Esto puede no impresionar, pero si aquí el salario medio es de 30€, y teniendo en cuenta que la gran mayoría de las mujeres no tienen acceso al mercado laboral, es una cantidad inalcanzable para muchas de ellas.

Pero no todo es negativo, también actualmente Lamu cuenta con una mujer jueza comprometida con los derechos de la mujer, que colabora con asociaciones de mujeres abogadas para facilitar que las mujeres defiendan sus derechos en los juzgados con los mínimos costes posibles. Muchas personas me comentaron antes de hablar con ella lo bien que lo estaba haciendo porque estaba comenzando a condenar con penas graves las violaciones.

Lamu violencias machistas

Y dándole una vuelta a qué es lo más positivo de esta investigación, me quedo con la capacidad de lucha de las mujeres. Cuando dedicas el tiempo a sentarte a su lado y escucharlas, no encuentras a mujeres agotadas de la vida por trabajar todo el día, dentro y fuera de casa, sufriendo todo tipo de violencias y discriminaciones, encuentras a mujeres alegres, risueñas, con muchas ganas de hacerte una broma, de preguntarte cosas de tu ciudad, de aprender y de soñar. Puedes encontrarte a una mujer que, mientras amamanta a su hijo y limpia el suelo, te cuenta que en dos años quiere montar su propio salón de belleza. A otra mujer que, mientras lleva a su hijo al hospital te va contando por el camino que quiere ir ascendiendo para conseguir dinero y hacer una segunda planta en la que ya es su casa, solo su casa y la de sus hijos. Por ello, no son mujeres que se hayan rendido, son mujeres en continua lucha para mejorar sus vidas y la de sus familias.

Para terminar, solo me queda dar las gracias a todas las personas que han hecho posible este proyecto, especialmente a Lola y a Merche por hacerlo realidad, al equipo de coordinadoras y ex coordinadoras que me ha acompañado en este camino y especialmente a las mujeres que han formado parte de este trabajo, por cada mirada, por cada apretón de manos, por cada beso y por compartir de una forma tan pura y tan real su visión de la vida. Ha sido un gran reto realizar una investigación aquí y de este tema, pero siempre habrá sido la mejor decisión de mi vida.

Asante Sana.

Badaee.

Autora: Ana Fernández